Pasando luego por verdes praderas que se encuentran al lado y lado del camino se entra propiamente al pueblo de Asís que recibe a todo visitante con una imponente basílica dedicada totalmente a la vida y muerte de Francisco, allí se encuentra su tumba y a través de cuadros pintados por un pintor muy famoso se muestran las diferentes escenas de su vida, desde que inició su camino de conversión, hasta que el Señor lo llamó a participar plenamente de su Reino. Oramos en ese sitio tan silencioso, pusimos a todas las personas con quienes caminamos en la fe, en la presencia de Jesús y pedimos que podamos ser dóciles a su Espíritu y que así con ese denuedo con que se veía que oraba y amaba Francisco de Asís, dejándolo todo por amor a Dios en los más humildes, así todos podamos caminar en sus sendas.
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