El compartir en la mesa fue muy enriquecedor, pues en esa fraternidad alegre y comprometida, pudimos conocer experiencias de trabajo con familia que se está desarrollando en los países y sobre todo se constató la gran necesidad de incrementar desde la misma familia, las asociaciones, la parroquia, las diócesis y desde todo campo, una pastoral familiar, “intensa y vigorosa” como dice el documento de la quinta conferencia de Aparecida. Se enfatizó en que las asociaciones tengan una proyección en lo social, en lo gubernamental, en todo campo que atente contra la familia y allí haga presencia.
En la tarde hubo ponencias de varios especialistas en los temas ya propuestos, se terminó la jornada con preguntas y reflexiones.
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