Llegamos a la casa de encuentros Buen Pastor hacia las cuatro de la tarde, nos acompañaron dos seminaristas, nos ayudaron a ubicar y de ellos recibimos la bendición para el encuentro, junto con muchas bendiciones que desde diferentes lugares recibíamos espiritualmente, pues muchas personas estaban recubriendo éste momento.
El lugar respiraba paz, los árboles y el verde de los prados creaba un entorno agradable. Los cardenales, obispos, sacerdotes y laicos fueron llegando de distintos países. En una pequeña capilla un sacerdote de habla hispana celebró una eucaristía, asistimos algunas parejas y el mensaje que dio sobre la lectura del llamamiento de Isaías, (Is 6), nos preparó para asumir con más entereza la misión y para comprender que aunque nos sintamos indignos para el llamamiento, Él, envía la brasa encendida para quemar nuestras impurezas y nos envía a laborar los campos y a sembrar la semilla del evangelio.
El señor preguntaba ¿quien irá a laborar los campos? Isaías respondía ‘’Heme aquí, envíame a mi…” eso mismo decíamos en la oración “Heme aquí, envíame a mi” y como dice la canción… dame todo tu poder, llevaré tu fiel mensaje… Heme, aquí, Señor, heme aquí.
Nos encontramos con la primera pareja de México y compartimos experiencias de vida, luego con otras personas de diferentes países. Lo curioso fue que aunque habían personas que hablaban en inglés, francés, italiano y español, todas intercambiábamos el saludo con un abrazo fraterno… en el lenguaje del amor.
El lugar respiraba paz, los árboles y el verde de los prados creaba un entorno agradable. Los cardenales, obispos, sacerdotes y laicos fueron llegando de distintos países. En una pequeña capilla un sacerdote de habla hispana celebró una eucaristía, asistimos algunas parejas y el mensaje que dio sobre la lectura del llamamiento de Isaías, (Is 6), nos preparó para asumir con más entereza la misión y para comprender que aunque nos sintamos indignos para el llamamiento, Él, envía la brasa encendida para quemar nuestras impurezas y nos envía a laborar los campos y a sembrar la semilla del evangelio.
El señor preguntaba ¿quien irá a laborar los campos? Isaías respondía ‘’Heme aquí, envíame a mi…” eso mismo decíamos en la oración “Heme aquí, envíame a mi” y como dice la canción… dame todo tu poder, llevaré tu fiel mensaje… Heme, aquí, Señor, heme aquí.
Nos encontramos con la primera pareja de México y compartimos experiencias de vida, luego con otras personas de diferentes países. Lo curioso fue que aunque habían personas que hablaban en inglés, francés, italiano y español, todas intercambiábamos el saludo con un abrazo fraterno… en el lenguaje del amor.
ISABEL Y HUMBERTO LES FELICITO MUCHO POR ESA EXPERIENCIA MARAVILLOSA Q VIERON REALMENTE SE LO MERECEN Y TAMBIEN LES BENDIGO POR EL TRABAJO Q ESTAN HACIENDO, LE DOY GRACIAS A DIOS POR HABERLOS PUESTO EN MI CAMINO Y LE PIDO Q BENDIGA EL SUYO. EL AMOR DE CRISO JESUS SEA CON USTEDES
ResponderEliminar